martes, 26 de mayo de 2009
El mar, fin último y verdad
El mar es su vida. La inmersión solo un pasatiempo. Los 108 metros que separan el cuerpo de su alma están a minutos de encontrarse. Mantiene la concentración, pues esta vez su mente no puede jugarle una mala pasada. Su dictamen no debe sacarlo del foco de atención.
Respira nuevamente, se encomienda y se entrega. Sale. Deja atrás las comodidades, y pasa frente a los espectadores, caminando a paso lento. No habla y no escucha a nadie. Se encuentra solo y lo sabe. Su verdad no es esa, si no la que se encuentra en el fondo del agua. No está ahí para batir ningún récord. Está ahí para encontrar lo más íntimo de su ser, su inmaterialidad.
Observa gestos, ve señas. Bota el aire residual de sus pulmones que lo apartan de su esencia. De a poco se acerca a la plataforma celestial, el último paso antes de consagración espiritual. Se sienta y mira al inconmensurable océano, agudizando sus sentidos. Queda un minuto para la batalla final.
Moja su cara y se deshace de su principal fuente de oxígeno. Se aferra a la barra de inmersión, acelera su respiración logrando la hiperventilación necesaria, disminuyendo conscientemente los latidos de su corazón. Mira detenidamente la mano de quien indica los segundos restantes, inhala la última verdad terrenal y se sumerge en las profundidades de la realidad robada. El agua cubre su cuerpo. Ya no le pertenece.
Oscuridad. A medida que avanza en sentido contrario, visualiza la penumbra que el sol esconde en la superficie. Mira hacia arriba, y se da cuenta que está cambiando egoísmo por tranquilidad. Ruido por silencio. Sabe que lo que sucede allá arriba jamás le entregará tanta satisfacción como lo que está a punto de encontrar. Ni siquiera el amor por una mujer que lleva a su hijo en el vientre.
La inmensidad del océano lo recibe. La ausencia de humanos es el principio, y él no lo es, pero también reconoce que para los sueños el dormir no es la causa. Es el mar. El único lugar que alberga el fin último, la verdad.
Escena disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=e4qZOZ_gYeg
viernes, 27 de marzo de 2009
Kusturica: Un serbio soberbio
Película: Underground
Dirección: Emir Kusturica
Con: Miki Manojilovic, Lazar Ristovski y Mirjana Jokovic
Duración: 170 minutos
Así es Kusturica: Una triste fiesta. Si Goran Bregovic dijo que su música era apta para bodas y funerales, Emir sabe que su cine también lo es. Envuelve la alegría de un matrimonio –aunque cuestionable- y la tristeza de un funeral. La mezcla perfecta entre música, cámaras y acción.
Nacido en Sarajevo en 1954 y radicado en París luego del estreno “Underground” en 1995 debido a los anticuerpos generados por el retrato realista de su pueblo, tal como Rembrandt, Kusturica es inconfundible en su impronta. Cuenta con una vasta trayectoria como “auteur” y académico; acreedor de dos Palmas de Oro y premio al mejor director del Festival de cine de Cannes (“Papá está en viaje de negocios” en 1985, “Underground” en 1995 y “Tiempo de gitanos” en 1989), nominado a un oscar por mejor película extranjera, Emir simplemente, merece un trato privilegiado.
El título del filme hace alusión al encierro que viven bajo tierra un grupo de yugoslavos a cargo del mítico “Petar “Backly” Popara”, líder del movimiento anti nazi, quien fue confinado por su mejor amigo “Marko Dren”, para quedarse con su prometida “Natalija” la mejor actriz del pueblo. “Marko” a lo largo de 20 años los mantiene engañados, diciéndoles que en la superficie la guerra continúa, mientras él se convierte en un destacado líder político y poeta, mano derecha del detestable Mariscal Tito.
Su estructura es comprensible, pero su desarrollo estridente. Comprensible pues, nos muestra la realidad del pueblo yugoslavo (específicamente de las provincias de Bosnia-Herzegovina y Serbia, hoy estados independientes) y su desarrollo entre 1941 y 1991. Está dividida en tres partes: La guerra (haciendo referencia a la segunda guerra mundial), La guerra fría y La guerra (conflictos por la independencia de las diferentes provincias). Estridente porque sus protagonistas rayan en la exageración. No en su actuación, si no que en su identidad. Estrepitosos y ensordecedores como la banda de un circo gitano.
Y es la primera imagen precisamente la que engancha al espectador. Tristemente bella. Un pequeño zoológico custodiado por “Ivan” un tartamudo cuya única preocupación es un chimpancé, reparte alimento a todos los animales mientras el lugar es bombardeado por los alemanes. Ya sin jaulas que los retengan, invaden el pueblo, como si los explosivos no fueran suficientes. Mientras la gente corre de un lado a otro, su líder, inmutable, come mientras observa como un elefante se roba los zapatos que ha dejado en su ventana, su mujer encinta le pide que no se vaya con su amante y un ganso ataca a un tigre. Desde un comienzo, Kusturica utiliza el absurdo y la ironía como recursos bases de toda su filmografía.
Simbólica de tomo y lomo, el sótano representa la desfiguración de la realidad, un cristo invertido constituye los conflictos religiosos de la zona y el cadalso, la muerte a la que están todos destinados. El chimpancé subirá al tanque construido por quienes habitan en el subterráneo, dando a entender que toda guerra es un símil de monos con navaja, se celebrará una boda de dos adolescentes que jamás han visto el sol, mientras “Marko”, quien vive sobre la cueva, emulará el sonido de una alarma de guerra y marchas militares para mantenerlos sumidos en una farsa, propia de la propaganda política manoseada de la época.
Así como Robert Zemeckis usó imágenes de archivo en Forrest Gump, Kusturica también lo hace, haciendo de esta película no solo un deleite visual, si no un documento histórico, capaz de ejemplificar el sentimiento oscuro y tirano de aquellos caudillos que ennegrecen la historia universal.
Cada plano, cada secuencia, cada canción y sarcasmo, hacen de ella una pieza digna de ser considerada una de las mejores películas del siglo XX, pues como pocos, Emir, con elegancia, captura a la perfección la identidad de un pueblo ontológicamente alegre aplastado por la irracionalidad.
lunes, 16 de marzo de 2009
La Lola
El cortejo fúnebre avanzaba. Avanzaba al paso de una sevillana. Dolores habría de ser enterrada. Vestía el traje de lunares que a mano había confeccionado, detallada y delicadamente. Concienzudamente.
El cortejo fúnebre avanzaba. A paso lento. Detrás, una “bailaora” repetía los pasos ejecutados por la “Faraona” en una época remota. “Pena, penita, pena, que recorre por mis venas” cantaba el coro. Una y otra vez, la misma canción. Eso era lo que Lola quería.
Tres mujeres arrojaban flores sobre el féretro. No por que fuera costumbre, si no por que Flores era el apellido de su alter ego. Y ella se llamaba Dolores.
La gente absorta ante tal espectáculo, caminaba junto al ataúd. Algunos pensaban que el desfile debía ser de esos pagados por el gobierno, para que la gente se “culturice”. Se notaba que no habían escatimado en gastos. Hasta un “gobernar es educar” se escuchó a lo lejos, rememorando a los viejos estandartes. ¡Vaya farsa! Gritó otro.
Canales de televisión transmitían en vivo. Los reporteros se preguntaban por la identidad del “occiso”, con la verborrea y labia que los caracteriza. Pero ninguno de ellos se preguntaba quién había pagado por este despliegue de tristeza.
Tristeza en la cual vivió sumergida toda su vida Lola.
lunes, 25 de agosto de 2008
Bleeding Gums Murphy: Tributo a Leroi Moore
(Panegírico de alabanza 1961-2008)
Martes, 19 de agosto: Me han preguntado muchas veces si he estado enamorada. La respuesta hoy es definitiva: Sí.
Por primera vez, sentí en todo mi cuerpo una sensación semejante a una pequeña descarga de electricidad que se mantiene de forma constante, uniforme, estable y sostenida, por un par de minutos… un lapsus de 18:23 minutos para ser más exacta. Recorre todo el cuerpo, comenzando en la punta de tus pies hasta la última expresión de los vasos capilares, extendiéndose a la vez por todo el torrente sanguíneo, que hace que todas las venas que conforman el sistema circulatorio se hinchen de una forma más bien sutil, haciendo que ellas palpiten producto de la tumefacción. El punto cúlmine es el corazón, donde el endocardio, el miocardio y el pericardio parecieran que van a explotar, haciéndonos sentir que ese órgano es mucho más grande que un puño. El rojo vivo hace que tu cuerpo trascienda las barreras espacio-temporales, llevándote a un sitio que pocos conocen, y que me gustaría todos conocieran.
Al nivel del habla, una vez que se hemos tomado el conocimiento lingüístico, y logramos esa identidad presente entre conocimiento y lenguaje, te gritan como si con ese clamor adicional fueran a acabar con la matanza que asola al mundo, te gritan que “olvides las razones o las traiciones que estás buscando; que olvides la delicadeza de nuestras emociones, porque pronto pueden ser derribadas. Que te olvides de que somos culpables, pues somos inocentes en vez”.
Lo paradójico es, que nunca lo conocí… en persona. No pude escuchar en vivo esas notas que emulan el sonido que emiten los astros cuando se acomodan para soltar los polvos del destino, que se acumula luego sobre cada uno de nosotros, de cuando en cuando. Sin embargo, ¿Qué importa? ¿A cuánta gente no hemos visto nunca y aún así sentimos que los conocemos de toda la vida? Y no tengo miedo de decirlo. Después de todo, es la verdad la que nos hace libres.
Me siento como el día en que Lisa Simpson fue la única en asistir al funeral de Encías Sangrantes Murphy. Quizás fue el día en que vi ese capítulo -ahí por el
Queridos lectores, he aquí la letra de aquella canción, para quien se anime, después de leerla, a escucharla, y disfrute –ojalá- de la misma sensación que acabo de experimentar.
Sometimes I feel like I'm falling
Fall back again, fall back again,
Life it seems a struggle between
What we think and what we do
I'm not going to change my ways
Just to please you or appease you
Look at these crowd, six billion proud
Willing to punch it out
Right, wrong, weak, strong
Ashes to ashes we all fall down
Look around about this round
About this merry-go-round and around
If at all God's gaze upon us fall
It’s with His mischievous grin, look at him
Forget about the reasons and
The treasons we are seeking
Forget about the notion that
Our emotions can be kept at bay
Forget about being guilty,
Cause’ we are innocent instead
For soon we will all find our lives swept away
Now, look at me in my fancy car
And my bank account
Oh, how I wish I could take it all down
Into my grave, gods knows I'd saved and saved
Man, take a look again, take a look again,
Things we have collected...
Well, in the end it all piles up so tall
To one big nothing, one big nothing at all
The treasons we are seeking
Forget about the notion that
Our emotions can be kept at bay
Forget about being guilty,
We are innocent instead
And soon we will all find our lives swept away
You seek up an emotion
And our cup is overflowing
You seek up an emotion,
Sometimes your well is dry
You seek up a big monster
For him to fight your wars for you
But when he finds his way to you, the devil's not
Going: “ha, ha, ha”
Say...
Late at night, with TV's hungry child,
His belly swells...
Well, for a price of a coke or a smoke
I could keep alive those hungry eyes
Man, take a look again, take a look again,
Everyday things change, but basically they stay the same, and no one but us to blame
Forget about the reasons and
The treasons we are seeking...
Forget about the notion that
Our emotions can be kept at bay
Forget about being guilty,
We are innocent instead
For soon we will all find our lives swept away
You seek up an emotion
And our cup is overflowing
You seek up an emotion,
Sometimes your well is dry
You seek up a big monster
For him to fight your wars for you
But when he finds his way to you, the devil's not
Going: “ha, ha, ha”
http://es.youtube.com/watch?v=fO4Gwy6rhy4
http://es.youtube.com/watch?v=IC9a52d6oLQ
martes, 12 de agosto de 2008
Ya po’ Froimovich… ¡Párale el carro a la Paz!
Hace algunos días, estaba en rotación un comercial, tanto en TV como en los diarios, de la constructora PAZ (ex Paz Froimovich), el que, en un juego de palabras, hacía alusión a su nueva razón social, tomando a personajes de la contingencia mundial, que en algún minuto en sus discursos mencionaron la palabra que hoy, me causa conflictos, y por la que lucho día a día.
En aquella propaganda, se manipula el discurso de personajes tales como Barack Obama, Hillary Clinton, Nicolás Sarcozy, Lula da Silva,
En honor a la verdad, el uso de los primeros no me produce mayor dilema, pues lamentablemente (o felizmente), con el paso de los años he ido perdiendo esa extraña relación de complicidad que tenía con los políticos. Lo que no puedo aceptar es que se utilice de tal manera, el mensaje por el que John Lennon entregó sus últimos años de vida, en cuerpo y alma. ¿Acaso no es suficiente la manipulación a la que nos vemos sometidos todos los días por la publicidad (tenemos que reconocer, que de alguna u otra forma, ese bombardeo constante de avisaje nos influye, si no es a nivel conciente, subconsciente será) que más encima tengamos que aceptar que se rían de nosotros, como si porque John sale diciendo “peace”, vamos a ir corriendo a comprar un departamento de estos pelotudos de PAZ?
No me parece que lleguemos a tal nivel de hipocresía. No me parece que se use un mensaje limpio en su esencia, para fines tan sucios como el lucro desmedido. Como si no fuera suficiente que ya nos estemos convirtiendo, todos y cada uno de nosotros, queridos lectores, en bienes de consumo.
Lo único que les faltó, repito, a estos PELOTUDOS, es incluir en la venta de los departamentos una cama, y promover la revolución desde ella. A esos publicistas debería darles vergüenza todo lo que pagaron por sus carreras para crear tal insulto. Escuchen bien: NO TODOS SOMOS IMBÉCILES. Esto es, lisa y llanamente, decirle al pueblo chileno, que somos todos unos idiotas.
Señores, lo que no queríamos está ocurriendo, en pleno siglo XXI. Los que todavía creíamos, estamos perdiendo las ganas de seguir combatiendo contra la ignorancia. Lástima me da pensar, que ésta última, se está convirtiendo en un desconocimiento de orden invencible, y que abunda en gente con títulos universitarios. Maldito el día en que nació Mark Chapman, seguramente John no se bancaría esto. Como diría Kevin Johansen: “Todos se llenan de plata hablando de él, pero no saben nada de él”.
John, perdónalos, pues no saben lo que hacen.
lunes, 14 de julio de 2008
Creo en todo y creo en nada.
Creo en Rimbaud y en su eterna agonía.
Creo en el poder de los acordes, que todo sanan, curando nada.
Creo en el ser surrealista, que une el sueño a la vida.
Creo en el cambio, la quintaesencia tuya, mía.
Creo en él, quien todavía espera.
Creo en el silencio de las palabras.
Creo en el reflejo de tu alma, mi alma.
Creo en la risa, más que en mi misma.
Creo en quien se expresa, sin temor a nada.
Creo en todo en quien lea, sin juzgar nada.
Creo en la razón, no viciada.
Creo en la mente alterada, en su infinito poder, en las ideas.
Creo en los restos de historia.
Creo en Dylan.
Creo en nada, y en todo creo.
Creo en el eco, voz de las montañas.
Creo en el encuentro de miradas separadas.
Creo en esa guitarra.
Creo en éste momento, más que en todo, más que en nada.
Creo en Lennon, él que imagina.
Creo en el que vuela, y mira desde arriba.
Creo en los recuerdos, cimientos de la realidad;
Y en la diatriba.
Creo en lo lejano, y la cercanía.
Creo en lo que no puedo explicar.
Creo en la compasión y la sabiduría.
Creo en que todo es mentira.
Creo en todo el que esto crea:
martes, 27 de mayo de 2008
NO ME GUSTA NERUDA
Podría ser lapidada en una plaza pública por lo que estoy a punto de decir: no me gusta Neruda. Supuestamente este escrito debiera ser una crónica informativa de un paseo a Valparaíso, pero no puedo dejar pasar esta oportunidad, para algunos antojadiza. Ya que la opinión nos otorga una libertad expresiva que no se da en otro género periodístico, es mi deber expresarme con plena sinceridad. Por primera vez podré hacer público acaso uno de mis peores pecados. Pero, permítanme en un principio, otorgarle a este poeta el beneficio de la duda… o de la deuda que tengo con él. Permítanme, estimados lectores, hablarle en forma personal, desde el más acá, al más allá.
Me gustas cuando callas, Pablo, por que estás como ausente. Digo esto pues, la primera reacción que tuve al entrar a una sala de tu casa ubicada en la calle Ferrari, acondicionada para verte y escucharte, fue salir rápidamente de ella. Porqué te preguntarás. Simplemente, no soporto tu voz. Y existen testigos de aquella reacción. ¿Te encuentras bien? Me preguntó una compañera. Sí, no te preocupes le contesté, es sólo su voz que me perturba. Pero no puedo ser injusta contigo Pablo. Confieso, que aún no hemos convivido.
Lo único que pasaba por mi mente mientras recorría tu casa,
Debo reconocer que tienes muy buen gusto, y bueno, en algo teníamos que coincidir. Bien podrías haber sido decorador de interiores. Pero es aquí donde encuentro una de tus primeras contradicciones. Si mal no recuerdo, eras comunista. Y sin embargo, vivías rodeado de lujos y excentricidades con aromas capitalistas. ¿Recuerdas el coro coro que cuelga de tu living? ¿No debieran los animales ser libres? Pero debo admitirlo: me encantaría tenerlo en mi pieza.
Querido Neftalí, ¿y la música? No encontré rastros de ella en tu vida. Lo único que descubrí en tu casa fue un gramófono, con no más de cinco cilindros a su lado, cuyos autores ignoro pues, el paso del tiempo se ha encargado de ocultarlos, para mal de los melómanos y de tus fanáticos. Pero en ese minuto, creo que empecé a quererte un poco. ¿Sabes? Me dio la impresión de que el sonido del mar te bastaba.
¿Existe música más bella que el sonido del romper de las olas? No lo creo.
Aún así, creo menester recomendarte un excelente disco:
Sigamos Pablo, sigamos. Debo admitirlo, coincidimos en más de algo. A falta de Dios, está Walt Whitman, vigilando cada una de tus palabras. ¿Serán ellas reflejo de tu alma? Te lo pregunto pues, tu mismo les decías a tus amigos “pobre del que se crea poeta”. Menos mal que de Rokha y Huidobro eran tus enemigos.
Pablo, tantas cosas que decirte, tanto el tiempo que nos separa. Pero, no quiero que como Elvis, te sacudas en tu cripta. Sólo, déjame hacerte la siguiente pregunta: ¿Pueden política y poesía convivir? Si tienes la respuesta, por favor, te pido me hables en sueños. Como verás, al igual que tú, yo misma me condeno. Amo la contradicción, y por ella, la vida daría.